30/03/2023. Cine Albéniz.
Texto: Javier Titos García | Fotos: promocionales
La cinta se presentó oficialmente en el pasado Festival de Cine de Málaga, y el pasado jueves 30 de Marzo tuvo lugar un pase especial en la sala principal del Cine Albéniz.
El callejero de las ciudades tiende a convertirse con el paso de los años y la llegada de nuevas generaciones en un camposanto de hormigón, una colección de placas conmemorativas con las que se ordena el paisaje urbano y de cuyos protagonistas, en más casos de los deseables, poco o nada se sabe; ni quiénes fueron, a qué se dedicaron, o cuáles fueron sus méritos para merecer ser honrados poniendo su nombre a una calle.
La nueva película de los cineastas de la productora malagueña Plano Subjetivo resucita a Emilio Lehmberg Ruiz; músico de formación clásica, hijo de madre malagueña y padre alemán, y lo hace con una cinta documental con una factura notable, en la que a través de múltiples puntos de vista, resaltando y valiéndose de la importancia de la tradición oral, contando la historia del hombre se narra también, al mismo tiempo, la de la ciudad que lo vio nacer, la del país que habitó y la del tiempo que le tocó vivir.
Buscando a Lehmberg es una cinta que emociona por varias razones: porque la vida del compositor es de por sí una historia emocionante, dramática, pero sobre todo por el tratamiento formal y de fondo que se ha dado a la película. Jugar con diversos recursos narrativos a la hora de interpelar al espectador es un arma de doble filo, que puede funcionar o por el contrario resultar en un calamitoso tiro en el pie. En este caso funciona, porque todo está medido al milímetro, las ideas sobre las que se asienta el guion aportan, nunca restan, y la colección de datos que han sido necesarios para llevar a la pantalla las andanzas vitales del músico se convierte en un personaje más de la cinta, que a modo de thriller de investigación transita, además de por los territorios propios del documental tipo estructurado en base a una sucesión de entrevistas, por los senderos del cine biográfico gracias a unas secuencias ficcionadas inspiradísimas en las que, a través de una animación digital con impronta de rotoscopía clásica, se ilustra todo lo que los que participan en el documental cuentan.
De este modo, lo que podría haber sido una vomitona de referencias con vocación academicista sin alma, se convierte en una narración que respira, tiembla, suda y llora, consiguiendo un punto orgánico que es de agradecer porque forma a la vez que entretiene, y eso se debe, no me cabe la menor duda, al bagaje que Fali Álvarez y Vladimir Ráez atesoran también como creadores de ficción, aportando ese pulso de trama dramática a una película que en otras manos no hubiera pasado de ser otra cosa que una exhumación, con todo lo que ello conlleva, de homenaje más muerto que el propio muerto, o todo lo contrario, en una hagiografía descafeinada y edulcorada.
Pero Buscando a Lehmberg es otra cosa, está contada con respeto pero también con pasión, dejando bien claro que el trabajo de documentación e investigación ha sido arduo, pero no por ello aparentando pretenciosidad gratuita. Y eso, como está el patio en el cine documental en estos días, se agradece. Hay un equilibrio perceptible entre las distintas metas a las que aspira la película, algo que es difícil de conseguir y que constituye uno de sus logros a resaltar.
El elenco de personajes que desfilan ante la cámara para contar la historia del músico malagueño aporta una veracidad tremenda al relato, y el montaje, ágil y certero, ayuda a que la película fluya en su tránsito entre lo actual, lo ficcionado y el material audiovisual de archivo de la época que se inserta para poner luz a una historia que desde lo local tiene una aspiración universal; la del hijo de un superviviente del naufragio de la Gneisenau y de una malagueña, que estudió en el Conservatorio de Málaga para continuar posteriormente su instrucción en el de Madrid, que compuso piezas para piano, canto, orquesta de cámara y orquesta sinfónica, además de bandas sonoras para cine y teatro, convirtiéndose, sin pretenderlo, en un pionero entre los músicos de formación clásica que se empezaron a dedicar al audiovisual en España en el siglo pasado; la de un hombre azotado por unas circunstancias vitales dramáticas, cuya vida y vicisitudes merecían que su nombre fuera recordado por algo más que una placa en una calle de Málaga. Esta película lo consigue, hace justicia al personaje, y por eso y porque está francamente bien realizada es una cinta documental necesaria.
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