Ene 19 2024

Tea Rooms

Texto: M.Carmen Sánchez | Fotos: Ppmocionales / TC

10 horas de trabajo, 3 pesetas

De todos es sabido a estas alturas que en la nómina de la generación del 27 no figuraban hasta hace poco Las Sinsombrero. Hemos crecido estudiando los brillantes autores de este grupo literario e ignorando que también escritoras como Luisa Carnés existían. La Luisa Carnés que escribió la novela Tea Rooms. Mujeres obreras y que la espléndida dramaturga y directora Laila Ripoll ha rescatado adaptándola para el teatro y para nuestra suerte porque nos ha visitado en el 41 Festival de Teatro de Málaga.

Jerarquía dentro de la pobreza

En el escenario del Teatro Cervantes, la trastienda de un salón de té con muebles antiguos. En la pantalla, con unos audiovisuales muy conseguidos, se representan escenas del Madrid anterior a la Guerra Civil: paseos de enamorados, revueltas, huelgas. Seis mujeres pululan por este espacio con movimientos incesantes: son las trabajadoras del distinguido Tea Room que laboran sin descanso para que todo sea perfecto en la parte del salón, la de las personas elegantes y tertulianos intelectuales.

Tea Rooms, Teatro Cervantes, 41 Festival de Teatro de Málaga, Producciones Comeycalla, Luisa Carnés, Laila Ripoll, Paula Iwasaki, María Álvarez, Elisabet Altube, Clara Cabrera, Silvia de Pé y Carolina Rubio, teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa. Nuestras protagonistas conforman una jerarquía dentro de la pobreza, un microcosmos: en la cima se encuentra la encargada (o “esa”, la “gallina”). Está la sumisa resignada a su destino, la “cabeza loca” que solo quiere vivir el momento, la romántica y nuestra reivindicativa protagonista, Matilde (Paula Iwasaki). Ella es la narradora que se dirige al público, la voz de la conciencia de lo que ella llama la mitad oscura, los que siempre usaron la escalera interior: los pobres. Muestra la falta de trabajo, las condiciones de esclavitud de la sociedad podrida (10 horas de trabajo, 3 pesetas). Pero también denuncia la situación de la mujer: los abortos practicados con varillas de paraguas que terminan en tragedia, el miedo a ir solas por la calle (esto último no ha cambiado tanto). Solo la sororidad, la empatía y el cuidado entre ellas las sostiene. Mientras, al otro lado de la trastienda, todos comen opíparamente los deliciosos pastelillos, flirtean con las camareras y debaten sobre Marlene Dietrich, Greta Garbo o Imperio Argentina. Escalera principal y escalera de servicio.

Luisa Carnés, una Sinsombrero

Laila Ripoll es conocida por mostrar problemas colectivos en su teatro y provocar la reflexión en el espectador sobre verdades que, a veces, son incómodas. Por tanto, encontró en la novela de Luisa Carnés un material muy preciado. Aunque la novelista escribió su obra en 1934, no fue hasta 2014 cuando volvió a editarse. Se basa en experiencias personales puesto que ella misma trabajó en un salón de té. En su momento se consideró una novela-reportaje con una intención claramente política y de denuncia. Era su tercer libro publicado antes de la Guerra Civil y el exilio. Gracias a estudiosos de su obra, se puede leer en algunos institutos en 2º de Bachillerato y se puede encontrar en la editorial Hoja de Lata. Incluso RTVE emite una serie basada en la novela: Salón de té La Moderna. En un momento de la representación, se proyecta la imagen de Luisa Carnés en la pantalla como homenaje merecidísimo.

Nos encantó la obra, su significado y trascendencia y descubrir a Luisa Carnés. Mejorable habría sido el sonido, algo bajo y, por pedir mejoras, el público que en ocasiones no se mostraba a la altura de una representación teatral (móviles sonando, gente mirando el móvil con su relumbrante luz, comentarios de la obra entre compañeros de asiento como si estuvieran en el salón de casa viendo Netflix). Hace falta una cultura del teatro.

A pesar de que Matilde denuncia esa sociedad podrida en la que (aún) vivimos, su mensaje final es optimista y nosotros, como ella, tenemos fe en que todo cambie a mejor. Nos quitamos el sombrero por Tea Rooms.